Friday, May 18, 2007

Lista




“Tal vez Francia no estaba lista para una mujer presidenta”. Lo dijeron los reporteros de la BBC de Londres y también los de Radio Francia cuando Ségolène Royal, candidata socialista a la presidencia de esa nación, perdió las elecciones. Qué horror, los cheches de la película expresándose como periodistas del Tercer mundo.

A ver: hay que estar “lista” para elegir una mujer presidenta. Lista. Prepararse, jum, interesante. Sólo que no entiendo. Es decir, ¿no es suficiente con el trauma que ya de por sí provocan las elecciones en cualquier lugar del mundo? ¿También hay que estar “lista” por si sale una mujer?

Si realmente existiera alguna forma de “prepararse” para el evento espeluznante del sufragio, yo querría hacerlo para afrontar el ruido, ese exceso tremendo de palabras, jaiverías y, ante todo, las caravanas de fines de semana atravesadas hasta en el último rincón de esta hermosa isla.

Donde quiera que ha habido una mujer candidata se ha dicho la misma necedad y me pregunto: ¿Alguna vez hemos estado preparados, listos para el superávit de testosterona que nos inunda a diario y, por ende, también cada cuatro años? ¿Habremos de prepararnos algún día para esas imágenes (violentas, desmesuradas) de los políticos jamaqueando un poco sus cinturones para demostrar cuán hombrecitos son; para ésas de las axilas ardientes filtradas en las camisas azul eléctrico, rojo pasión, verde esperanza, inmortalizadas por el lente en pleno acto del abrazo? Y para los manoseos seniles con las modelitos de turno en el programa de televisión, ¿hay algún tipo de prevención?

Peor aún: ¿Habrá manera de acondicionarnos a la macharranería orgullosa, al chistecito sexista aquí, a la estupidez sin tregua acá, a la opinión puritanísima, hipocritísima, que nadie le pidió?

       A los detractores de Ségolène Royal dentro de su propio partido les llaman los Elefantes. Los Elefantes. Me encanta esa imagen como para no estar lista nunca para ella.