Wednesday, October 5, 2011

Ocupación



Ocupar el mundo. El plan, no sé si por insaciable, no sé si por obstinado, si por terminal, me somete a una obediencia de lo insólito e imprevisible, de la esperanza.
Mis amigos, tímidos, me invitan a ocupar la Milla de Oro y yo –al otro lado de la computadora, en efecto- me excito y me abrumo con la idea de la ocupación. Imagino a un grupo de nosotros posado en las escalinatas de mármol de un edificio gris, en victoria, anunciando por un altoparlante que hemos al fin salido de la impotencia, del halo de silencio ácido. Nos imagino provocando algo más que la perturbación y la condolencia de los transeúntes observantes de fenómenos. Nosotros -resignados a la fatalidad del azar, como quien no tiene nada que perder- nos consolaríamos cantando a lo Calle 13 “aquí yo tengo de to', no me falta na’, tengo la noche que me sirve de sábana”. Los estudiantes eternos, los que hicimos todo al pie de la letra y coleccionamos grados universitarios porque la educación era la gran panacea, el rito de pasaje seguro hacia ese lado del mundo donde la vida es fructífera; toda una generación extra-culturizada, apareceríamos en la foto con nuestras pequeñísimas fortunas, con nuestra adultez mitológica, exigiendo una vida digna al pie de las escalinatas del mundo.
Tengo esta fantasía de huir quedándome muy cerca. De levantar un puño, un trapo blanco tal vez, de lanzar un grito de guerra y reivindicarme, y multiplicarme y echar esa nueva semilla mía, tuya, a rodar por el mundo.
Ocuparlo. Es una palabra seria, contundente, un imperialismo de algo. Me da un poco de miedo, sin duda. Ni siquiera puedo ocupar un cuerpo, tomar posesión de mis posesiones, colonizar un silencio, asaltar un anillo gris, azul casi, que rodea un iris negro, un rostro firme y siempre seguro, siempre hábil, brillante. Ocupar el mundo es tomar posesión de lo propio. Pero no todo lo que se posee, corresponde. Me pregunto si el mundo nos corresponderá en esta toma, si él es nuestro como sabemos, si existirá realmente un lugar amplio, aireado, soleado, para nosotros. Tendría que llorar o salir a ocupar.