En Machu Picchu, buscando la rinoplastia...
Llevo tiempo ignorando estos mensajes como mejor puedo. Pero -para qué negarlo- en el fondo siempre siento que, detrás de este misterio, hay algo que me estoy perdiendo.
Cada día me ofrecen una cantidad de cosas indescifrables por vía del correo electrónico. Usted tiene que comprender mi pavor. Una sabe que hay promesas que matan: “Cavitación, crioterapia, extirpación, presoterapias, dermoabrasión, vacumterapia, electroestimulación, calor profundo, microdermabrasión, reflexología, drenaje linfático, radiofrecuencia, manta térmica, ácido glicólico, mascarilla caliente, liporreducción, exfoliación en seco”.
Nótese la repetición de lo ‘abrasivo’, ‘caliente’, ‘ácido’. El último que recibí ofrecía un cupón para conseguir una “rinoplastia” en Plaza las Américas por $2,200. Ya no solo me pregunto quién cumple con los requisitos para solicitar una rinoplastia sino ¿cuánto se pagaría por ella si no mediara un cupón? Me hago estas preguntas con mucho temor pero más me aterra hallarles respuesta.
Lo peor de todo es saber que, mientras me encierro en mi ignorancia, miles de personas tienen que estar haciendo uso de estos ‘cupones’. De lo contrario, no seguirían llegando día tras día a mi buzón. Entre tantos temores, también temo preguntarles a mis amistades si han recibido los servicios de una crioterapia, cavitación o extirpación. Eso sí, de un tiempo a esta parte, inspecciono a la gente a mi alrededor con la misma curiosidad con que antes inspeccionaba el mundo, buscando ese rastro de ‘crioterapia’ por todas partes.
Pero qué sé yo. Últimamente me ha dado por pensar que la rinoplastia y sus parientes son unas cuestiones muy ambiguas y escurridizas. Es que no encuentro nada estrambóticamente distinto entre mis semejantes. Al menos, nada que luzca 2,200 dólares distinto.
Una pensaría que, ante esta avalancha de temerarias posibilidades, saldrías cuestionándote, como en el Frankenstein de Mary Shelley: “Why did you form a monster so hideous that even you turned from me in disgust?” Pero qué va. Las cosas ya no tienen drama. Seguro hay miles de personas con cavitación a cuestas por las calles y nadie se da cuenta. Excepto por este cupón que, cual contraseña de cofradía secreta, llega -puntual y enigmático- mañana tras mañana.
2,000 dolares es mucho para mi... eso lo cubre algun plan medico?
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