Friday, August 18, 2017

Azul chillón y adefesios florales en el Senado



A mí es que ese azul chillón como de cuartel de Policía me hiere no solo la vista sino la sensibilidad. Me parece espantoso. Y esos arreglos florales gigantezcos como centros de mesas, qué cosa tan grotesca. Parecen los molinos de viento de El Quijote. No sé qué decoradores serán los agraciados con ese contratito pero sentido de escala no tienen. ¿Cómo harían los comensales para verse de un lado a otro de la mesa con esos adefesios floridos atravesados?

Claro, lo más burdo no es el mal gusto sino la ausencia total de pudor y sensibilidad en lo que queda del Senado de Puerto Rico. Mientras se cierran cientos de escuelas, se desmantela la Universidad, el sistema de salud de los pobres, se recortan las pensiones de los envejecientes y la jornada laboral de empleados públicos, la Legislatura sí tiene dinero para restregarle a la gente una fiesta posh(charra), por todo lo alto y en el mismo frente del Capitolio para que todo el mundo los vea. Al momento de entrega de esta columna, no habían divulgado el costo total de su fiestecita, que no solo incluía esos manteles azul chillón satinados y los arreglos estilo molinos de viento sino menú de degustación, carpas transparentes gigantes, lámparas, candelabros, sillas de acrílico, show de luces, entre otras excentricidades.

El presidente del Senado ofreció un discurso muy comecandela contra la Junta de control fiscal. Pero no menciona las veces que le ha hecho el trabajo sucio, aprobando velozmente sus proyectos de austeridad. Mucho menos habla de cómo le cierra las puertas del Capitolio a la ciudadanía para que no pueda incidir, protestar ni participar en las discusiones legislativas de esos proyectos que atentan contra nuestras vidas.

¿Exactamente qué es lo que tiene que celebrar el Senado? La Ley Jones de 1917 creó una legislatura que elegirían los puertorriqueños. Pero el Gobernador (nombrado por EEUU), así como el presidente de ese país, tenían el poder de vetar cualquier ley aprobada por esta ¿Qué ha cambiado desde entonces? En serio: ¿Celebración de qué? De que ahora es la Junta de Washington la que puede vetar cualquier ley aprobada por la Legislatura?

Thursday, August 17, 2017

Bomberos

De vez en cuando ocurre un milagrito en este país. El otro día, un circunspecto y hasta coherente superintendente Caldero admitió que el País había perdido la confianza en la Policía por todos los errores que ha cometido esa institución.
Algo me decía que el general no estaba solo en su laberinto. Su declaración me inspiró a hacer un breve inventario de las agencias gubernamentales que todavía pueden inspirarle confianza al País. Lo pensé mucho. Y como no di con una, consulté a unas amistades que guardaron un silencio prolongado ante la pregunta. Les serví un poco de vino para que expandieran su radio de análisis. Fuimos agencia por agencia, primero en orden alfabético, luego por orden de necesidades y, finalmente, según el perfil mediático de cada una.
Fue con esta última metodología que llegamos a la conclusión de que la única institución de Gobierno en la que creemos que el País aún tiene su buen ápice de confianza es en los bomberos. Al menos, me aseguraron los amigos, todavía llegan a las comunidades y los niños salen a conocerlos y explorar los camiones bomba. Y existe una noción más o menos general de que, si se prende un fuego, ellos harán todo lo posible por apagarlo.
Para que un país pueda implantar sus políticas exitosamente, necesita contar con la confianza de su ciudadanía. Cuando no existe una base de confianza, el Gobierno puede inventarse la genialidad más grande y nadie va a creer en ella. Las políticas requieren de un estado gestor, pero también de una ciudadanía activa que asuma y corresponda.
En Puerto Rico, ante la falta perenne de confianza, ya es hábito recurrir al gasto publicitario y a la gobernanza mediática como procesos sustitutos de creación de credibilidad. El doblaje de mangas, la fábrica como escenografía, el acto siempre diseñado para los medios y no para el rendimiento de resultados parecería que aplacan el escenario más que centenario de la suspicacia, cuando en realidad lo que hacen es encenderlo.
Así, pensando yo acá, tal vez en el fondo no sea casualidad esto de los bomberos.