Friday, June 3, 2011

El poeta


Los países son como la gente, cada cual con el peso de su historia pero, sobre todo, con sus formas de cargar con él. Recuerdo haber ido a Chile y Argentina en 2003. Y haberme regresado con la impresión de que Chile era un caracol y Argentina una concha abierta.

Dos países tan cercanos y con una historia contemporánea tan tétricamente similar, eran sin embargo dos mundos opuestos en la carga de sus desgracias. En ambos, los efectos de dos de las dictaduras más sanguinarias de América fueron absolutamente devastadores. Pero en Chile, era como si el dolor se llevara por dentro; latente, mas profundamente soterrado. En Argentina se sentía como un dolor frontal, una herida abierta y visible; compartida, manejada.

Ahora que han pasado 38 años del Golpe en Chile, se está reescribiendo la historia de ese país. Se ha exhumado el cadáver del presidente Salvador Allende para revelar al fin la gran incógnita de estos años: ¿Quién le disparó? ¿Lo asesinaron los golpistas o se disparó él mismo, arrinconado como estaba y sin salida? (Existe un sonido del general Pinochet asegurando la muerte a Allende ese mismo día. “Lo montamos en un avión -dijo- pero el avión se cae”).

La reescritura chilena es más grande aún. Hay testimonios importantes de que la muerte del Nobel Pablo Neruda pudo haber sido otro asesinato de la dictadura. Siempre me resultó tan extraño que Pablo Neruda hubiese muerto justo 12 días después del Golpe, el 23 de septiembre de 1973.

No sé si realmente existan bálsamos contra los crímenes de la muerte. Pero leyendo la noticia, no pude sino empuñar los propios decretos del poeta, en el consuelo tibio de una abstracción lírica contra una aberración de facto, contra la irreversibilidad de la muerte, contra la crueldad de todo: “He vivido tanto que un día/tendrán que olvidarme por fuerza,/borrándome de la pizarra:/mi corazón fue interminable./Pero porque pido silencio/no crean que voy a morirme:/me pasa todo lo contrario:/sucede que voy a vivirme”.

Acaso como escribió en Confieso que he vivido, cuyo manuscrito se salvó de milagro de los golpistas: “Salimos perdiendo… Salimos ganando… Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras”.

1 comment:

  1. Muy, poético, profundo y sensible escrito sobre uno de los mejores poetas de todos los tiempos, Pablo Neruda! De su natal Chile para todo el mundo... Gracias, Mari Mari, por obsequiarnos tan bella reseña! Te felicito,
    Noris V.maisonet

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