Wednesday, December 14, 2011

Fiera libre (en respetuosa recordación de la pantera de Caimito...)



Ya lo sabía, que la pantera tenía una historia con trasunto novelesco. Es que era imposible que le perteneciera a un señor común y corriente que trabajara de 8 a 5 y pagara sus impuestos con dedicación.

Cómo explicar lo que aquel felino había despertado en mí. Recuerdo cómo me devolvió las ansias de leer el diario cada mañana. Qué caso federal ni nuevo gabinete. Un grupo de ciudadanos ya sólo nos conectábamos a endi.com para seguir los boletines informativos de la pantera de Caimito.

Lamenté profundamente la amenaza que supuso aquel mini movimiento suscitado entre algunos intelectuales, que despachaban el tema asegurando que la pantera no existía. “Imaginería popular”, decían, llegando incluso a equipararla con el prolífico Chupacabras.

Pero al fin ha llegado la reivindicación. Alguna buena escritora ya debe estar relamiéndose con la tremenda obra narco-felino-policial que se puede sacar de esta historia. Contaría con elementos folclóricos modernos tales como aquella fiesta de pueblo que se celebró a nombre del felino en un bar de Caimito. Ni hablar del personaje de Javier Vélez Arocho que, después de ser motivo de burla por emprender operativos alegadamente académicos para atrapar a una fiera reducida a mito, finalmente se reivindica, y como todo personaje heroico, demuestra la nobleza y el sacrificio de su gestión. “Ese animal va a aparecer”, promete ahora con más fuerza de carácter que nunca.

La pantera es lista y escurridiza pero tampoco ha habido una voluntad de piedra para atraparla. Fuimos testigos de las declaraciones del ex Secretario cuando humilló a sus subalternos revelando que éstos la vieron, la escucharon, la sintieron “pero no se le fueron detrás”. Tampoco los culpo. No es lo mismo llamar a la pantera que verla venir.

No me tomen a mal. Siempre estuve a favor de que la atraparan y procesaran al dueño, que me parece un gran irresponsable. Pero hay una cierta redención en esta historia: eso de que este país cimentado en cemento y artificio es una especie de selva donde un animal feroz y ajeno puede sobrevivir.

La imagino, libre en medio de la jungla que supone el Montehiedra Shopping Center. Tiene su justicia poética.

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