Como en un eterno regreso, este
lunes volvemos a la tumba de ‘Chagui’. Vamos en un acto modesto, simbólico, para
marcar en el calendario que el 24 de marzo de 1976, Santiago Mari Pesquera fue
asesinado por motivaciones políticas. Y que esto ocurrió con la complicidad del
estado federal en Puerto Rico. Lo dice el FBI en documentos desclasificados que
evidencian cómo unos meses antes del asesinato, tuvieron conocimiento de un
complot para asesinar a su padre, el entonces dirigente socialista Juan Mari
Brás. El FBI nunca advirtió a Mari Brás de ese complot de un grupo cubano del
exilio.
La parte más cruel de la
impunidad no es el dolor de una familia que ‘busca justicia’. Ni siquiera es el
ámbito individual, el hecho de que un grupo de hombres haya cometido un delito
tan atroz sin haber retribuido su depravación a la sociedad. Lo verdaderamente
espantoso es esa certeza que queda como impregnada en el aire para siempre: el Estado
y sus elegidos poseen todos los mecanismos de tu destrucción.
Nosotros volvemos al cementerio como
siempre: con alegría. En nuestro álbum familiar están registrados cada uno de estos
38 años ante su tumba. No es a nosotros a quienes rompió el Estado. A mi padre
lo vi llorar muchas veces. Pero jamás lo vi amargado ni derrotado. Y si alguna
vez contempló retirarse de la lucha por la independencia, el día que asesinaron
a Chagui ese compromiso quedó sellado para el resto de su vida.
No, no fue a su padre ni a su
madre a quienes rompieron. Rompieron a un país que todavía no reconoce su
propia tragedia. Pero ese país contrariado,
adolescente, alucinado, todavía nos inspira y nos obsesiona. Por eso reitero las últimas palabras
de mi padre en el entierro de su hijo:
“Nuestro
único compromiso es transformar el martirologio en heroísmo. Solo entonces, el
pueblo entero, el pueblo amado por el que cayó Chagui, por el que han caído
todos en esta jornada más que centenaria, levantará a los cielos el monumento
de una patria nueva, de una patria hermosa, de una patria donde no puedan darse
jamás crímenes como este”.
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