Tuesday, June 17, 2014

Beso masivo


Si algo me fascinó de Madrid cuando fui por primera vez en 1999, fue ver cómo las parejas -todas ellas- se besaban todo el tiempo y por todas partes (de la ciudad).
Mi situación de extranjera solitaria me permitía el morbo de observarlos con detenimiento y hasta regodearme en el estudio espontáneo de sus motivaciones, grados de gozo y habilidades. Juro que todos eran besos húmedos. Y que no le causaban pavor ni a la viejecita más devota.
Pero en el Capitolio de nuestro inaudito archipiélago, un beso es más bien un misíl, una declaración de guerra.
Un beso. Un besito solo -alegre, simbólico, inofensivo- ha venido a interponerse en el futuro de nuestro Código Civil. Cómo explicarle al mundo -con toda la seriedad, el contenido absoluto que envuelve ese sustantivo- que los ojos vírgenes de nuestros legisladores no toleran la imagen de dos hombres juntando sus labios en señal de paz.
Leía El Nuevo Día que “según De Castro Font, el beso en la boca que su primo, el activista gay Pedro Julio Serrano, se dio con su novio en una vista pública hizo que varios legisladores reafirmaran su oposición a las uniones de hecho. ‘Le hizo más daño que bien’”.
Ante tanta ñoñería, no sé ni qué pensar. ¿Sabrá el senador “auténtico” cómo se hacen los bebés, cómo se extinguen las pasiones, cómo se sustenta un cuerpo?
Me imagino a los niñitos que van de gira al Capitolio, consolándolo en pleno tour. “Señor, tranquilo, es sólo un beso, ocurre todo el tiempo”.
Si esto ha logrado semejante exaltación en los señores medievales, si ha amenazado hasta el estado de derecho del País, se me ocurre una idea, un sueño, debo admitir: un chupete masivo en las escalinatas del Capitolio. Un beso denso, extenso, pluralista. Un beso de hecho que, cual vela frankenstiana, termine desconcertándolos, fulminándolos con un ataque masivo de nervios y de frigidez.
Eso sí, me uno a la protesta de Yara, mi colega de esta columna, aquella semana de los hechos y, esta vez, el beso de lengua por favor.
  

(Publicada originalmente en septiembre de 2007 en el diario El Nuevo Día)

No comments:

Post a Comment