Me lo
dice la Fortaleza por Facebook. “La voluntad del país es más grande que
cualquier problema”. Citan al Gobernador en toda esa
serie de cositas que gusta repetir. Hacen un meme y lo envían por ahí para ‘inspirarnos’.
Todo este
discurso positivista que lo caracteriza sería más digerible si no representara la
puesta en escena de un vacío, de una nada como política (“como todo lo nada, buen nada, ni siquiera se asoma de repente en un
breve destello”). El mensaje, el discurso, la conferencia de prensa, el acto, todas
ceremonias que ya no lo son.
El Gobe me mira a los ojos y dice que
“los problemas hay que enfrentarlos con voluntad y solidaridad”. También dice
que va a ahorrarle dinero al pueblo de Puerto Rico escondiendo la Oficina de la
Procuradora de las Mujeres (OPM) en el Dpto. de la Familia, cuyo presupuesto
proviene de fondos federales en casi un 90%. DF es la agencia que, por ejemplo,
les remueve los hijos del hogar a las víctimas de violencia doméstica. Una se
pregunta cómo piensan conciliar esas paradojas. Pero hay algo más. La OPM no
fue el invento de un partido ni la promesa de un vulgar candidato. Fundada en
2001, esa oficina fue una victoria del movimiento feminista, producto de años
de luchas y reflexiones sobre la realidad que seguían enfrentando las mujeres pese
a que existían ciertas leyes y políticas públicas para contrarrestar la
violencia de género, el discrimen, el acoso sexual y la inequidad. Su razón de
ser es fiscalizar la
implantación y cumplimiento de la política pública para posibilitar una mejor
vida a quienes formamos literalmente la mitad del País.
El Gobierno tiene que arreglar sus finanzas. Pero es
antiético hacerlo en un acto cuasi-teatral, como si las instituciones del país
fuesen meros ‘props’ que el muchacho de turno puede quitar y poner para
hacernos sentir que está resolviendo algo.
Extraño el fondo de las cosas. Que -grandes o pequeñas-
las acciones al menos tengan sentido, razón de ser, consecuencia, más allá de esta
eterna ficción.
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