Saturday, January 26, 2013

Breve historia de una tanatomanía



“Junto a las manillas de un reloj, esperarán, todas las horas que quedaron por vivir, esperarán”.
-‘Por qué te vas’, José Luis Perales.


Estoy obsesionada con la muerte. Con todas ellas. No solo la muerte de los cuerpos sino también de las cosas. No me perturba la violenta transición del cuerpo al polvo, de lo material a lo no sabido. Tampoco es exactamente la repulsión de una pupila dilatada y lagrimosa, de un párpado flemático poniéndose para siempre.
Me obsesiona el abismo que dejan a su paso. Una, dos, cientos de historias que pierden toda posibilidad. Lo que no fue ni será, como dicen todos los boleros del mundo. Esa es la causa para este trastorno cada vez más serio. La expiración, como la distancia, siempre deja algo trunco, siempre algo -una especie de ‘It’- se queda suspendido en el deseo, en la evocación, en la ternura de alguien.  
Entonces está la extrañeza, que es la parte realmente criminal de todo esto. El diccionario es espantoso. Dice que extrañar es un sinónimo de desterrar. Y yo pensando todo este tiempo que era exactamente lo contrario. Pero ahora que se me ha revelado esta verdad terrorífica, me pregunto si es que se extraña como el preludio de un destierro. Si acaso extrañar es como la enfermedad, como el síndrome de retirada, como la toxicidad de un cuerpo: transitoria. Tenaz, casi insoportable pero efímera. La idea es problemática. Si, por definición, un preludio no puede ser eterno me pregunto qué son entonces esas extrañezas que duran para siempre. El lenguaje es tan ilógico. Y tan perfecto. Odio el lenguaje.
No conozco las mecánicas del destierro. Me reitero en una especie de resistencia porque no estamos hechos para hacerle pequeños monumentos al fracaso. Y eso es lo espeso.  Lo fúnebre.  Vil. Cuando sales a flote, cuando retomas el aire y vuelves al escenario de la vida y de los pájaros y del amor, ahí siempre ocurre otra muerte. Es un campo de guerra. Un holocausto.
Alguna gente fuma, bebe, miente, compra. Yo extraño las cosas que no son. Y protejo esta tanatomanía con la vida.

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