En este estado, sólo me preocupa que un dinosaurio traicionero se me pare detrás.
Que no me percate me aterroriza.
Que no se deje sentir, quedándose parado tranquilo;
que detenga su respiración mientras me contempla cada vez más de cerca.
Que su sombra, en pleno despiste,
me parezca una sombrilla natural,
es lo único que me quita el sueño aquí.
Tantos desvelos desacertados
para lograr pensar en nada un día,
en un instante.
Tantos años para
-en la precisión de unos minutos libres-
enfrentar a la bestia desaclimatada
en el mundo blanco y sigiloso de la concentración,
de la impasibilidad,
de la indiferencia,
del sentimiento pos los sentimientos.
De pensarlo bien,
incluso podría desfilarme frente a la frente la lejana y mustia.
Pero aquí tirada en arena caliente,
goteando salitre en espuma y sintiendo
el anonimato;
el frío fresco del aire que sopla
sobre mi cuerpo caliente y mojado;
Aquí en la playa,
de día de fiesta,
sólo él me preocupa.
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